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La decadencia del Congreso es un fiel reflejo de lo que somos como sociedad

NACIONALES..
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(Por: Rubén Lasagno) – No tuve estómago ni paciencia para presenciar estoico ante el televisor o la computadora, a la fauna legislativa de los diputruchos nacionales que jugaron la semana pasada en el Congreso Nacional, porque sencillamente no merecen, de mi parte, el mínimo respeto.

Acodados en el cliché leguleyo de “A mí me eligió el pueblo”, estos miserables vocacionales que no sirven para nada más que para rosquear, establecer negocios, poblar la Cámara de familiares y amigos y engordar la billetera sin que les cueste el derrame de materia gris, juraron  de forma circense formando un variopinto collage de bobos y estúpidos consagrados, que creen que realmente representan a alguien, cuando todos sabemos que cuando se sientan en una banca, solo se representan a ellos mismos y a los intereses de su partido, aunque en la mayoría de los casos, ni eso alcanzan a representar.

Y si alguno se sintiera ofendido y me pidiera que no generalice, yo le contestaría: mostrarme la excepción, porque la regla de esta gente es hacer el ridículo, exacerbar la demagogia partidaria, figurar dos minutos haciéndose el “Ché Guevara” de la boca para afuera, pero abriendo el bolsillo para los 4 años de sueldo fácil que le aportará la beca política y sin ningún límite ni apego al formalismo de la institución que representan y nada menos que en el acto (supuestamente sagrado) de jurar sobre la Biblia, derraman una cataratas de barbaridades, traen a la memoria a delincuentes, corruptos (y corruptas, como les gusta decir a los K), glorifican a gente despreciable, reducen conceptualmente hechos históricos para acomodarlos a sus discursos y ensalzan a genocidas, chorros y mala gente, solo por drenar esa veta antisocial que escondieron primorosamente durante las campañas, para que la gente no se avive de lo burdo y bajo que son, hilacha que comienzan a mostrar el día del juramento.

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No solo se perdieron las formas en el Congreso, se perdió el mínimo atisbo moral , vergüenza y buen gusto. Desde vestirse como para ir a una kermes hasta hablar a gritos, diciendo improperios, insultando a la otra parcialidad y jurando por bandidos como CFK, Hebbe o los terroristas palestinos, pasando por los más increíbles pedidos como “Cristina libre”, reivindicando la delincuencia estatal que vació el país, mostrando signos de profunda intolerancia, insultando al presidente (cualquiera que no sea de ellos) y todo, sin ninguna consecuencia.

Pero es aquí donde debemos reflexionar sobre la responsabilidad que nos cabe a los ciudadanos de que gente de tan baja categoría, educación y responsabilidad, llegue a esos lugares de representación ciudadana, lo cual es absolutamente olvidado por cada uno de ellos cuando llegan a la banca y saben que son inamovibles por los próximos 4 años, a menos que suceda un cataclismo político.

Deplorables ejemplos

Autoridades de la Cámara cuyo micrófonos quedaron abiertos, se los escuchó haciendo comentarios sexistas contra las diputadas que asumían sus bancas,

Nicolás Del Caño, con el mejor argot K (ellos y ellas, niños y niñas) arrancó insultando al gobierno constitucional de la Argentina elegido democráticamente (como a él) y jurando por “una Palestina libre”. Como buen filo-kirchnerista entierra parte de la historia, se muestra claramente antisemita, reivindica a los terroristas, pero vive en Argentina donde manda a sus hijos a colegios privados, lugar en el cual hace tiempo está becado y vive como el mejor capitalista.

Romina del Pla vestida con una remera y la imagen de una sandía cortada (colores de la bandera palestina, que no podía llevar en la mano) juró por todo, menos por Dios y la Patria. Otra que “lucha por Palestina” pero vive en Argentina. Juró por los trabajadores, los jubilados, las mujeres y diversidades, (porque allá en Palestina tendría prohibido manifestarse), contra la reforma laboral y educativa, contra la persecución a los que luchan y en defensa de la educación pública, laica, gratuita y científica y obviamente, cargada de antisemitismo “por una Palestina libre desde el río al mar”.

Juan Carlos Molina, de nuestra provincia, juró en remera, con un rosario de madera en el pecho y un poncho celeste y blanco sobre su hombro, como un chalchalero hippie. Es cura y juró por los pobres, el Papa Francisco, los Wichis y las abuelas y madres de Plaza de Mayo, pero se olvidó de Dios y los santos evangelios, resalta el periodista Javier Boher.

 Juan Carlos Molina al momento de jurar – Foto: Prensa Cámara de Diputados
Del Caño y Bregman, por ejemplo, juraron por Palestina y “los que luchan” y contra una posible invasión de Estados Unidos a Venezuela; Dios la Patria  y los santos evangelios no fueron invitados a la jura de la izquierda; una diputada K juró por el condenado y corrupto Guillermo Moreno; la correntina out sider Virginia Gallardo, con su hija en brazos juró “por las infancias” (¿?) y luego vimos a Lemoine y otros legisladores oficialistas, gritar y contraponerse como barras bravas a los disidentes que habían llegado.

Cuando hablamos de la degradación de la política, las instituciones y la apatía pública y el rechazo hacia la clase política, hacemos referencia a estos hechos que nos acercan más al país Costa Pobre de Olmedo, que a la Argentina a la cual todos deberíamos aspirar y cuidar, especialmente quienes se arrogan representatividad y ni siquiera pueden representarse a si mismo y al cargo que les fue conferido en el Congreso. (Agencia OPI Santa Cruz)

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