DBT-Cramaco anunció que adoptará un esquema centrado en la importación: los equipos llegarán terminados desde China y se distribuirán directamente en el mercado local. 35 familias en la calle y ninguna respuesta ni solución.
DBT-Cramaco, la histórica fábrica de alternadores y grupos electrógenos en Sastre, Santa Fe, despidió al 100 por ciento de sus empleados de producción y al 90 por ciento de la administración tras decidir solamente vender productos importados de China.
En este dramático contexto, el trabajador y delegado de la UOM en la empresa, Jorge Herrador, contó cómo informaron los despidos y el destino que les depara de ahora en más a las 35 familias de los trabajadores.
“El martes ingresamos a trabajar normalmente a las seis de la mañana. A las 10 nos llaman a una reunión y nos comunican que la política de la empresa iba a cambiar, no iba a producir más, iba a vender solamente la importación y que al 100% de la producción nos despedían más algunas personas de la administración, que son el 90% porque quedan personas de ese sector para seguir vendiendo lo que viene de China”, contó Herrador en la 750.
La empresa anunció que adoptará un esquema centrado en la importación.
Así, los equipos llegarán terminados desde China y se distribuirán directamente en el mercado local. Este es un golpe durísimo para una ciudad de seis mil habitantes que contaba con esta fábrica como uno de sus principales motores productivos desde mediados del siglo XX, generando no solo empleo directo, sino también actividad en talleres, proveedores y comercios de la zona.
No obstante, esta no es la primera vez que Cramaco realiza la misma maniobra, siempre en épocas donde los gobiernos neoliberales llevan las riendas del país.
“Nos sacaron el futuro”
El delegado contó su historia de vida con la empresa, un claro paralelismo con los últimos años en dónde se alternaron gobierno populares que generaron trabajo genuino y de derecha que los destruyeron.
“Tengo 28 años de antigüedad. Entré en 1996 a la fábrica. La fábrica tenía 180 empleados, en los 90 echaron 100. En 1999 echaron a 16 personas. En el 2001 volví a entrar y me volvieron a echar. En el 2002 volví a entrar por contrato y me volvieron a echar. En 2003 volví a entrar con un montón de trabajo y un montón de perspectiva. En 2015 viene de nuevo la apertura de importaciones y de nuevo despidos en la empresa. Y hoy otra vez con este Gobierno con la apertura gratis de importaciones para los empresarios, a nosotros nos cuesta el trabajo, pero esta vez nos despidieron a todos”, sostuvo.
“Estamos a la deriva. No hay mucho trabajo, el municipio está repleto. Nos reunimos ayer con la intendenta pero no tenemos soluciones. Es un impacto tremendo para nuestra localidad. 35 familias que nos quedamos en la calle. Salir a buscar trabajo es muy difícil. Hay una empresa metalúrgica más aquí pero los puestos de trabajo ya están ocupados”, lamentó.
Por último, retrató el difícil momento de los trabajadores despedidos, una postal que se repite cada vez más seguido en el gobierno de Javier Milei.
“Como delegado metalúrgico me quedé hasta lo último en la fábrica viendo a mis compañeros salir llorando de la empresa. Se llega a nuestros hogares con el pudor de no querer entrar. Empezaron a llegar estos malditos chinos y nos sacaron el futuro, el trabajo. Nos dejaron en la calle”, cerró.
FUENTE: PAGINA12
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