
Axel Kicillof, entre la emancipación del kirchnerismo y la construcción de una alternativa nacional
NACIONALES
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Con un año electoral de resultados dispares, fuerte confrontación con el gobierno de Javier Milei y severas restricciones financieras, el gobernador bonaerense consolidó su autonomía política, reordenó el peronismo provincial y comenzó a proyectarse como figura nacional hacia 2027.
El gobernador bonaerense Axel Kicillof cierra 2025 con un balance mixto: una gestión atravesada por la confrontación permanente con el gobierno de Javier Milei, un año electoral de resultados dispares y severas restricciones financieras que forzaron medidas de austeridad. En el marco de una profunda recesión nacional, la administración provincial priorizó la continuidad de las políticas sociales, educativas y de seguridad, mientras el mandatario terminó de consolidar su perfil como principal referente opositor, con una proyección nacional cada vez más visible de cara a 2027.
Ese posicionamiento no solo se expresó en su vínculo con la Casa Rosada, sino también en el plano interno del peronismo: una disputa con el kirchnerismo duro que terminó de cristalizar una “emancipación” de hecho respecto del Instituto Patria y marcó un punto de inflexión en su liderazgo político.
La emancipación política
El año estuvo signado por la tensión interna en el peronismo, que cristalizó en una autonomía progresiva de Kicillof respecto al liderazgo histórico de Cristina Kirchner. La relación, tradicionalmente vertical y basada en subordinación, evolucionó hacia una dinámica de autonomía, con momentos de alta fricción.
El punto de quiebre llegó en abril, cuando Kicillof decidió desdoblar las elecciones provinciales y suspender las PASO bonaerenses, desoyendo presiones para alinear los comicios con la estrategia nacional del kirchnerismo. Ese hecho, que buscaba diferenciar el destino provincial del nacional, generó malestar en La Cámpora.
La tensión escaló con la confirmación de la condena a CFK por corrupción en la causa Vialidad: en junio, la Corte Suprema ratificó seis años de prisión e inhabilitación perpetua para cargos públicos, obligándola a cumplir arresto domiciliario en su departamento de San José 1111. Esto impidió su anunciada candidatura legislativa por la Tercera Sección Electoral y alteró por completo el tablero interno del peronismo bonaerense, en un momento clave del armado electoral.
Muchos dirigentes peronistas visitaron rápidamente a la expresidenta en su detención, pero Kicillof demoró meses en hacerlo, en medio de un vínculo deteriorado y de negociaciones cruzadas por el rumbo electoral. Finalmente, en octubre -a semanas de las elecciones nacionales-, se reunió con ella en un encuentro tenso y sin foto pública, donde acordaron priorizar la unidad en las listas de Fuerza Patria.
Esta "mayoría de edad" política permitió a Kicillof imponer su sello en el armado electoral. Tras una tregua mínima para sostener la unidad de Fuerza Patria, el gobernador impuso condiciones inéditas en el cierre de listas, del que hasta ahora nunca había participado activamente. El mandatario logró desplazar las aspiraciones directas de La Cámpora en casilleros estratégicos, y ubicar a Gabriel Katopodis (Primera Sección) y Verónica Magario (Tercera) como los garantes de su propio ecosistema.
El sube y baja electoral
El calendario electoral reflejó esta autonomía. En las legislativas provinciales desdobladas de septiembre, Fuerza Patria obtuvo un triunfo contundente con cerca del 47% de los votos frente al 34% de La Libertad Avanza, una diferencia de 13 puntos que no solo fortaleció a Kicillof internamente, sino que marcó la primera victoria legislativa del peronismo en dos décadas en la provincia. Con el respaldo de los intendentes y un amplio despliegue territorial en los 135 municipios, el gobernador se afirmó como el principal referente opositor al oficialismo nacional en la provincia.
Sin embargo, en las nacionales de octubre, el oficialismo remontó y ganó en Buenos Aires por un margen ajustado (alrededor de 0,5 puntos), lo que reavivó las críticas internas al desdoblamiento, que Cristina Kirchner calificó públicamente como "error político". Con todo, Kicillof y sus seguidores defendieron el balance como positivo y destacaron la renovación de bancas tanto en la Legislatura como en los concejos deliberantes. "Evitamos que la motosierra siga entrando en la provincia", subrayaron.
El círculo de hierro
Para blindar su esquema, Kicillof empoderó a un gabinete de "coroneles" políticos: además de históricos como Augusto Costa, Cristian Girard, Agustina Vila, Carlos Bianco, Pablo López y Jésica Rey, figuras como Andrés "Cuervo" Larroque (Desarrollo de la Comunidad) punta de lanza en el territorio; Walter Correa (Trabajo) nexo clave con el sindicalismo; y Cristina Álvarez Rodríguez (Jefa de Asesores) se convirtieron en terminales clave.
Del mismo modo, dirigentes como el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, y el ministro de Infraestructura provincial, Gabriel Katopodis, construyen para el espacio a través de redes territoriales en todo el país construidas durante sus pasos por la gestión nacional.
El respaldo incondicional llegó de jefes comunales del Conurbano y Capital, como Julio Alak (La Plata), Mario Secco (Ensenada) y Fabián Cagliardi (Berisso), entre otros, que aportaron mística y movilización en tiempos de ajuste.
La institucionalización del kicillofismo
El dato que termina de definir el 2025 es la metamorfosis del Movimiento Derecho al Futuro (MDF). Lo que nació en febrero con un plenario masivo en Ensenada ante 1.500 militantes como un eslogan de gestión se consolidó este año como una estructura orgánica con "infantería" propia, capaz de heredar la mística y la logística que antes el gobernador debía "pedir prestada" al kirchnerismo duro.
La solidez de este esquema quedó sellada por una tríada de poder: la columna vertebral de la CGT y la CTA, el despliegue territorial de intendentes "pesos pesados" que antes orbitaban dispersos, y el respaldo de la militancia de base.
El movimiento funciona como un laboratorio de resistencia: no es sólo una plataforma electoral, sino una usina de cuadros donde se diseñan las respuestas técnicas al modelo libertario. Un ejemplo concreto es el plan de obra pública financiado con recursos propios, que permitió que la gestión bonaerense desplegara una estrategia propia y coordinada en los 135 municipios. Esta capacidad de mostrar resultados tangibles en medio del ajuste nacional fue, en definitiva, el motor principal de la victoria en las elecciones intermedias. En el equipo bonaerense analizan que el triunfo se debió a que se valoró la gestión.
El MDF busca ahora romper límites provinciales y se lee como embrión de un comando presidencial 2027. En el encuentro por el cierre del año en Sosba, Kicillof llamó días atrás a construir "una alternativa nacional para sacar adelante a la Argentina", más amplia que el peronismo bajo la premisa de que el pasado ya no alcanza para volver a enamorar al electorado.
“No venimos a lanzar ni una campaña electoral ni una candidatura. Venimos a lanzar una nueva etapa más decidida y potente de una fuerza política que trascienda la provincia de Buenos Aires”, dijo y agregó: “Venimos a convocarlos para construir una fuerza política que trascienda la provincia. Vamos a mostrar que hay una alternativa y que no venimos a repetir la historia: venimos a crear futuro, un futuro diferente y mejor para todo el pueblo”.
Fragmentación legislativa y un parlamentarismo permanente
Pese al éxito electoral, el nuevo esquema de poder en La Plata refleja una balanza de fuerzas atomizada. En la Cámara de Diputados, la unidad es técnica pero las terminales son nítidas: el kicillofismo y el massismo empatan en 10 bancas cada uno, mientras el kirchnerismo retiene 14.
Esta fragmentación obligó a un complejo "empate de debilidades" en la batalla por las autoridades. La entente entre el Frente Renovador y La Cámpora logró retener la presidencia compartida (Alejandro Dichiara y Alexis Guerrera) y la jefatura de bloque para Facundo Tignanelli, relegando al kicillofismo a una vicepresidencia para Mariano Cascallares. En el Senado, la paridad entre los 6 escaños alineados con CFK y los 5 que responden directamente al Gobernador mantiene la moneda en el aire, obligando a Kicillof a una gestión de "parlamentarismo permanente".
Blindaje financiero ante el asedio nacional
Económicamente, la Provincia enfrentó una "emergencia sin precedentes" por caída de transferencias, parálisis en la obra pública y recesión. Kicillof denunció un "robo" de fondos nacionales en seguridad, educación y obra pública del orden de los 13 billones de pesos.
Tras negociaciones intensas -que incluyeron concesiones como la ampliación del fondo municipal y la disputa por cargos en el Banco Provincia-, la Legislatura bonaerense aprobó en noviembre el Presupuesto 2026, estimado en torno a los 43 billones de pesos, junto con la Ley Impositiva. Más tarde, sancionó un esquema de endeudamiento por USD 3.685 millones, destinado principalmente a refinanciar vencimientos. Se trató de herramientas que le habían resultado esquivas al Ejecutivo provincial durante los dos años previos.
Este “oxígeno” financiero le permite a la gestión encarar el tramo final del mandato con mayor margen de maniobra, sostener el ritmo de la obra pública y garantizar la continuidad de las principales políticas de gobierno.
Diciembre trajo austeridad: aguinaldos pagados con esfuerzo y aumentos para estatales apenas por debajo del índice de inflación. Kicillof se comprometió con los gremios a convocarlos en enero para discutir en el primer mes del año 2026 el cierre de la paritaria estatal bonaerense 2025. En ese marco, comenzó a crecer el malestar entre trabajadores estatales -docentes, policías y personal de la salud, entre otros- que arrastran varios meses sin mejoras perceptibles en sus salarios de bolsillo.
Horizonte 2026: gestión y expansión en polarización
Kicillof termina el 2025 no solo como administrador del distrito más complejo del país, sino como el armador de un ecosistema que busca despegarse del tutelaje kirchnerista y polarizar cara a cara con los libertarios. La próxima estación de este proceso de emancipación será el 15 de marzo de 2026, cuando la interna por el PJ bonaerense defina si el gobernador logra -a través de un dirigente de su riñón- quedarse con la estructura partidaria o si la convivencia con Máximo Kirchner seguirá siendo un corset para su ambición presidencial.
FUENTE: AMBITO










