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Un cura cercano a Francisco explicó por qué lo "eligió" a León XIV antes de morir: "Es el Papa que él quería"

INTERNACIONAL..
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La "grieta" que supuso el primer papa jesuita y latinoamericano en la curia romana es un desafío que deberá encarar su sucesor, según contó Fabián Báez a PERFIL. La continuidad del legado "reformista" y el compromiso con la unidad de la Iglesia.
   

"Estoy en X porque quiero que te acerques a Dios". La bio del cura Fabián Báez esconde un significado superador al lenguaje de la red social del pajarito. Implica una cercanía de la Iglesia católica a la gente, en uno de los tantos puntos en común que tiene con las ideas del papa Francisco, a quien lo une una historia personal que comenzó en Buenos Aires y terminó en un fortuito recorrido en el papamóvil en 2014. Pero también lo acerca a su sucesor, León XIV, quien hizo del llamado a la "paz" y la "sinodalidad" ―una Iglesia para todos― los ejes de su homília inicial.

El 8 de mayo, el cardenal estadounidense nacionalizado peruano Robert Francis Prevost se presentó ante decenas de miles de fieles, periodistas y turistas curiosos presentes en las afueras de la Basílica de San Pedro. Quien fuera uno de los "papables" de segundo orden, sorprendió al salir al balcón central con un semblante fuerte, aferrado a la hoja que contenía su discurso y disimulaba nerviosismo, marcando la primera diferencia de estilo con Francisco. Fue nombrado después de cuatro votaciones y dos fumatas negras, un acontecimiento que tuvo un condimento distinto a cónclaves anteriores: una guardia digital permanente que transmitía en vivo la elección del nuevo obispo de Roma ante la expectativa de un mundo globalizado.

Robert Prevost, "el candidato que Francisco quería"
Pero la elección del nuevo jefe de la Iglesia más poderosa del mundo, aquel que debía llenar los zapatos negros y gastados del jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio, no fue una casualidad. Según evaluó el sacerdote Báez, oriundo de Misiones y actual párroco de María Reina en Buenos Aires, hay indicios que sugieren que Prevost era el candidato de Francisco.

"Creo que este era el Papa que Francisco quería, sin dudas. Estoy seguro por lo mucho que lo conozco. Es como traer a un concejal de Pozo Seco en el Chaco y ponerlo de jefe de Gabinete del gobierno (nacional)", dijo el religioso en diálogo con PERFIL.

Se refería, así, a la maniobra estratégica de Francisco en 2023, cuando "se llevó" al cura agustiniano que oficiaba en Perú para ubicarlo en el segundo puesto de mayor importancia en el organigrama eclesial: prefecto del Dicasterio de los Obispos.

"El poder del Dicasterio es designar obispos en todo el mundo, todos quieren quedar bien con él. Es el que está más cerca del Papa y ambos deciden sobre el tema. Es más importante que el secretario de Estado, que maneja la relación con el mundo, la política y la guita. Cuando lo ponés tan a la vista, y le das tanto poder, es evidente", agregó Báez respecto a la jugada del papa argentino.

De esta forma, Francisco dio señales claras de que en Prevost, su "mano derecha" en varios aspectos (según definió el religioso), no solo veía un colaborador cercano sino también un posible sucesor.

"Hace tres años el tipo estaba con las piernas en el agua en una inundación en un pueblito en Perú. No era ni siquiera cardenal, lo que ocurrió en septiembre de 2023 después de que Francisco lo trajera (al Vaticano) y nombrara prefecto del Dicasterio, un puesto muy importante a un tipo muy periférico", sostuvo, y agregó: "Con el transcurso del tiempo veremos que eligió un hombre que no le era adicto pero sí fiel al Evangelio".

¿Continuidad? Los desafíos de León XIV, según Fabián Báez
Según Báez, que también se desempeña como capellán de la Universidad Católica Argentina, es "evidente" que Prevost proviene del riñón reformista de Francisco, en contraposición a sus detractores conservadores. Sin embargo, advirtió que tendrá una agenda "muy distinta" en función de dos variables: la "grieta" dentro de la Iglesia y la geopolítica, en un mundo cada vez más conflictivo.

"El mundo que lo recibe es muy distinto al 2005 y al 2013, los desafíos geopolíticos son otros. Tiene un compromiso con la Iglesia, nuestra entidad: reunificarla, ya que está a punto de romperse. Francisco aumentó esa grieta. Si yo fuera papa tendría que tomar mucha distancia para retomar un camino de unidad institucional. Existe una división de hecho en la Iglesia que es muy clara y entonces le corresponderá no aumentar esa división e intentar sanarla. Eso significará que en un tiempo él tomará distancia de las cosas que más molestaron en la Iglesia", indicó.

Por otro lado, Báez explicó que pese a algunas iniciativas, las "reformas de Francisco" no impactaron en lo doctrinario de la Iglesia ―como el rol de las mujeres o la flexibilización ante temas como el aborto o la comunidad LGBT'― sino con una "sensibilización" de la Iglesia desde el punto de vista mediático. "Hubo una reforma en el modelo de comunicación del Papa y del papado como tal. Creo que eso generó a la vez mucha división interna que amplió la división que ya había en Europa, ahora la lleva a Roma", dijo.

En tanto, el giro discursivo de Francisco supuso una división interna en Roma, que se sumó a la existente en Europa o EEUU. En este punto, sostiene, radica el desafío de León XIV. "El Papa nuevo tiene la misión de unir. Entiendo que el mensaje que hay que dar ahora es la unidad con Francisco, la continuidad, porque hoy el poder en el Vaticano esta en manos de los francisquistas".

"En el discurso dio señales, hablo de la paz. En lo social, los migrantes, la ecología estará muy cerca de Francisco. En la inclusión dio señales de que también, no fue especifico pero hablo "de todos". Habló de sinodalidad. Hasta ahora el mensaje es que habrá una continuidad total, de hecho al único que citó fue al Papa Francisco y a un documento del Concilio. Nada más. Hay que esperar unos meses a ver qué dice. Porque entiendo que tendrá que superar una grieta que supone una ruptura en la Iglesia. El punto de enfrentamiento es Francisco. Salió elegido con un gran consenso en la cuarta votación.

―Para la 'elección' de su sucesor, ¿Francisco era conciente de su rol "divisivo" en la Iglesia?

Una vez hace seis años me dijo: "Yo tengo que hacer quilombo y el que venga después de mi tendrá que arreglar todo". Él se daba cuenta que se le estaba yendo de las manos pero no le importaba, estaba feliz con lo que estaba pasando. Pero él ya es parte de una hermosa historia y ya está, ahora hay desafíos muy grandes que tiene este hombre y da la impresión que tiene todo para poder sacarlo adelante.

―¿Qué cambios impulsó?

"Hagan lío", dijo. Él inició el proceso pero se dio cuenta que no iba a poder hacer mucho. Puso temas en debate que no tienen vuelta atrás. Es cierto que no dio el diaconado de mujeres que muchos querían, pero puso a una mujer en un puesto cardenalicio. La gobernadora del Vaticano es una mujer, la encargada de la vida religiosa en la iglesia también, es algo inédito. Es difícil volver atrás.

―El Vaticano juega sus fichas en la geopolítica mundial. ¿Qué podemos esperar?

La Iglesia crea el derecho internacional. El Tratado de Tordesillas lo firma el papa Alejandro VI. El nuevo Papa tiene dos temas importantes: el migratorio y ecológico. Pero el mundo está explotando en guerras por todos lados. Asume en medio de una fuerte conflictividad, por eso lo primero que dice es que la paz que llegue al corazón de todos. Es un desafío importantísimo.

Su historia con el papa Francisco: un legado
En 2014, Fabián Báez estaba en la plaza de San Pedro esperando como tantos otros el saludo del papa Francisco, a quien había conocido en Buenos Aires cuando tenía 18 años. "Vení, vení", le dijo el hincha de San Lorenzo más famoso al distinguir a su compatriota entre la multitud. El resultado fue un recorrido en el papamóvil que dejó una imagen que resonó cuando Francisco falleció el 21 de abril.

"O sea a Francisco lo amo, lo conozco hace 40 años y le debo cosas que solo él y yo sabemos", cuenta.

En la charla con este medio, evitó explayarse sobre la partida del papa argentino que intentó acercar la institución milenaria a la gente y también limpiar su imagen después de décadas de numerosos escándalos. Sin embargo, destacó un rasgo que todos los que conocieron a Francisco resaltan: que facilitaba que las personas vieran "el valor" en sí mismas.

"Hablé con él hace un par de meses. El dolor y la ausencia es muy grande pero el agradecimiento más todavía. Fue un hombre bueno, desde que lo conocí hasta el último día que hablé con él me hizo sentir valioso como ser humano. Él te quería ahí donde ni vos mismo te querías, eso se notaba", contó Báez.

Un último contacto: "¿Qué te pica?"
La última vez que habló con él, Francisco estaba afónico, no podía respirar. Entonces, cuenta, le escribió al secretario para preguntarle cómo estaba. Fiel a su estilo, el Papa argentino interrumpió y lo llamó directamente. "Qué te pica?", le preguntó el sumo pontífice. "No, es que estoy preocupado por vos", le respondió Báez.

Francisco, entonces, le explicó que estaba "muy agobiado, con mucho trabajo, enfermo de broncoespasmo y bronquitis". "Tengo el Jubileo, no puedo parar", me dijo y arreglamos para hablar para la segunda mitad del año para ir a visitarlo. "Me vas a dar una alegría, me alegra escucharte y llamarte', fueron las últimas palabras que le dirigió Francisco, quien fallecería unos meses después a los 88 años.

"Él no tenia por qué acordarse de mí. Creo que él es así con todo aquel que lo conoció. No es que yo era "su amigo", creo que él tenía la capacidad de hacerte sentir valioso, de descubrir eso (...) Era un ser humano increíble y también un animal político. Jugaba al ajedrez e iba cinco partidas adelante", sostuvo.

Por último, el cura misionero-porteño destacó el punto en común que los une a ambos y a León XIV: la idea de una Iglesia para los bautizados, cercana a la gente, una idea alejada de la creencia que sostienen los clericalistas. Quizás uno de los puntos que explican por qué Francisco jugó la última partida con la elección de Prevost para garantizar la continuidad de su legado.

"Lo supo comunicar con una tontería: subiendo al avión con una valijita. Él no fue educado de manera sinodal, como ninguno de nosotros, sin embargo tenía esa intuición y deseo de una Iglesia más comunitaria. Creo que hay que mirar el proyecto más allá de la persona, el problema que tenemos los que lo conocimos es que es difícil no pensar en la persona", concluyó Báez.

FUENTE: PERFIL

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